miércoles, 8 de febrero de 2017

La tenaza presa hidroeléctrica-empresa minera amenaza con etnocidio y catástrofe ambiental en el municipio brasileiro de Altamira, estado de Pará

La presa ya está funcionando, aunque solo sea a un mínimo de su potencial y los efectos se han dejado sentir como miles de familias desplazadas, toneladas de peces muertos y una profunda división entre los nativos, cuyos caciques son en muchas ocasiones sobornados con regalos.

Los pescadores se quejan, pues los residuos del municipio Altamira ya no son desaguados por el río Xingú, ya que la presa impide que fluyan y tan solo proliferan las pirañas, que en muchos casos devoran los peces muertos por falta de oxígeno. Los hospitales y colegios prometidos no tienen médicos ni profesores, Norte energía le echa el balón de la responsabilidad a la alcaldía aduciendo que una empresa privada no ha de gestionar los recursos públicos y la alcaldía, por su parte dice que la empresa ha incumplido su parte y faltan los medios económicos para poner estas infraestructuras en funcionamiento.Las casas de las familias desplazadas estrenan grietas que revelan la mala calidad de las mismas pese a ser de reciente construcciónLa empresa minera canadiense ya cuenta con una licencia del estado de Pará aunque afortunadamente no es definitiva ya que ha de contemplar los efectos conjuntos con la presa en la población y el medio ambiente. Su objetivo de sacar 600.000 toneladas de oro en 12 años afectará directamente un área de 350 hectáreas con una montaña de 205 metros de altura con material contaminado. ayer recibimos la noticia de la muerte del ministro del supremo tribunal federal de Brasil que investiga los casos de soborno de autoridades públicas con respecto a la presa hidroeléctrica en la operación Lava Jato, no como una excepción sino como un escalón más en la espiral de violencia. Pues ya son varios los casos de asesinatos a la vuelta de estas obras. Los indios se reúnen en Altamira para decidir los próximos pasos, en la ciudad, como peces fuera del agua, enfrentan división, alcoholismo y pobreza. Ojalá la presión interna e internacional ponga fin a esta pesadilla de muerte en la selva.

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